Contento de su último lanzamiento «Lobby», bajo su propio sello discográfico con el que será libre para llevar las riendas de su carrera artística, Jen (como se hace llamar ahora Jencarlos Canela), comienza el año disfrutando de una nueva versión de sí mismo, esa que le ha permitido encontrar a su pareja, la puertorriqueña Danna Hernández.
– Dinos, ¿cómo has hecho para tener éxito profesional y personal? Porque ahora tienes los dos, ¿no?
Sí, toco madera (dice riendo). Uno a veces dice «déjame concentrarme en esta meta que quiero lograr, porque si logro esta meta, me voy a sentir bien»; pero llegó el día que yo dije «y el proyecto más importante que es uno mismo, ¿cómo va eso?».
«Cuando identifiqué que primero tenía que trabajar en mí, ahí fue cuando yo empecé a hacer ciertos ajustes y mandar ciertos mensajes al universo, que empezaron a atraer a ciertas personas a mi vida que me han ayudado a transicionar aún mejor en esta nueva etapa y en esta nueva versión de mí, de la cual estoy muy orgulloso».
– Y encontraste a tu pareja, Danna Hernández (Miss Universo Puerto Rico), ¿fue amor a primera vista?
Definitivamente fue una atracción a primera vista, y el amor se fue fomentando con el tiempo. Me di cuenta muy rápidamente que la vida me había puesto una persona muy especial en el camino, y que por encima de todo, mi meta era respetarla, darle su lugar, tener una comunicación absoluta y formar un equipo sólido.
– ¿Qué es lo que más te gusta de su personalidad?
Es súper cómica y es súper dedicada y además me ayuda mucho, o sea, me encanta porque yo estoy en una reunión y ella saca una libretita y tú la ves escribiendo en la reunión y me dice «bueno, dijiste esto, y esto y esto ¿cómo piensas hacer eso?». O sea, cuando tú ves que una persona está ayudando, aportando, me encantan las parejas que se apoyan, que hacen buen equipo; esa palabra es tan importante.
– ¿Y has aprendido de errores que has cometido en otras relaciones y que no vas a cometer en ésta?
Sí, uno se deja llevar a veces por la expectativa que tienen otros de ti. Te dejas llevar e influenciar por lo que tú piensas que significa ser un hombre, pero cuando vas aprendiendo y madurando, y vas entendiendo que hay que romper alguno de esos patrones, es cuando tú te vas desatando de esas cosas y le vas dando valor a las cosas que realmente importan, que al final del día, es vivir en un estado lo más saludable posible y lo más ligero posible, y que la cosa, fluya.